domingo, 15 de junio de 2014

LA PAZ SOCIAL Y LA SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL

 

La Tierra, la casa que habitamos en el universo, es un planeta extraordinariamente privilegiado, ya que no se encuentra tan cerca, ni tan lejos del Sol, y es lo que permite que la vida en su superficie fluya realmente esplendorosa. Lo más probable es que la Tierra no sea el único planeta en donde haya vida en lo que nuestras mentes logramos entender como infinito. De lo que si estoy plenamente seguro es que muy pocos otros lugares puedan tener los privilegios que tiene la Tierra para que el
desarrollo de la vida sea tan exquisito. 

 
No obstante la singularidad con la que se desarrolla la vida sobre la Tierra, los humanos, la especie más inteligente que ha podido surgir en ella, ahora amenaza gravemente la existencia de esa forma tan difícil de explicar que tiene la organización de la materia, que le atribuye la capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir, y a lo largo de sucesivas generaciones, evolucionar: la vida. Así como al calentar un volumen de agua, aumenta la velocidad del movimiento de sus moléculas que hace que gradualmente la atracción de ellas se debilite y pierda progresivamente su estado líquido para ebullicionar y finalmente evaporarse, del mismo modo se considera que el Homo sapiens sapiens, el hiperanimal inteligente, hablante, portador de afecto sublime, culto, societario, constructor, cuidadoso, creativo, solidario, compasivo, racional, artista y poeta, grotescamente esta involucionando hacia su lado perverso, negativo, convirtiéndolo aceleradamente en una forma de expresión de su contrario inexcluyente: el Homo sapiens demens, en el que emergen, prevalecen y se fortalecen actitudes justamente demenciales, neuróticas, destructivas, crueles, egoístas,
insensibles, atroces y otras que lo conducen a asfixiarse en sus propios desechos.
Para tratar de entender esta dualidad del hombre, comprender la relación entre la paz y la sustentabilidad de la vida terrenal, es trascendente entender que cosa es la vida y porque hay tantas formas de seres vivientes en la faz de la Tierra; no haciendo falta discutir como apareció la vida sobre el planeta Tierra.
Hasta la aparición del Homo sapiens sapiens sobre la Tierra, unos 300000 a 200000 mil años atrás, esta mantuvo un equilibrio que ninguna maquina en la actualidad lo ha logrado. Todos sus elementos estaban en perfecto orden: tanto los elementos vivos como los no vivos. Todos se interrelacionaban y autorregulaban. Esto obviamente no quiere decir que en el devenir histórico, por razones al margen de ese control y autocontrol, no habrían ocurrido cambios drásticos y dramáticos; sin embargo, la naturaleza como expresión de sabiduría, permito, y siempre permitirá, que frente al caos, todo retorne al orden. Es decir nunca hubo, ni habrá orden absoluto, pero siempre perdurara en la naturaleza la tendencia a mantener el equilibrio. En aquellos tiempos la dinámica de la vida sobre la Tierra era equivalente a una orquesta sinfónica hipercompleja, y la melodía de la vida era sublimemente divina.
Algo así como escuchar la sinfonía de Beethoven al son de la Orquesta Filarmónica de Berlín, conformada por unos 100 músicos, todos expertos en manejar cada uno sus instrumentos; experiencia lograda con vocación y luego de muchos años de dedicación y entrenamiento. Con plena seguridad que esta melodía no sería la misma si 30 o 40 de sus integrantes la hubieran abandonado o si sus instrumentos se habrían malogrado o perdido. De igual modo la sinfonía de la vida sobre la Tierra no será igual si sus integrantes están enfermos, disminuyen o simplemente desaparecen.
En la estructura y dinámica de la vida sobre la Tierra, todos los organismos que surgieron en ella equivalen a un miembro de la compleja Orquesta Sinfónica de Berlín.
Cada especie cumple una función determinada. Nunca hubo especie que sobre, ya que cada una es especialista en algo, así como cada músico es especialista del instrumento que toca en la filarmónica. No hay ser viviente que haga daño. Todos, son especialistas en algo, esenciales para el mantener el perfecto equilibrio de la vida sobre la Tierra. Las bacterias y los hongos de todo tipo, los insectos, los peces, los mamíferos, las plantas de todo tipo, etc., se interrelacionan en diferentes dimensiones, la mayoría de ellas con extremada sutiliza, y son indispensables para mantener esa maravillosa melodía del equilibrio de la vida sobre el planeta. Las plantas, macroscópicas y microscópicas, proveen de alimento para todos los animales sin excepción. No tuviéramos los enormes volúmenes de “anchoveta” si no fuera por la actividad de las microalgas que existen en el mar. La “anchoveta” por otro lado sirve de alimento y mantienen los grandes volúmenes de “bonitos”, “cabrillas”, tiburones, ballenas, lobos marinos, aves, etc. Los que se alimentan de la “anchoveta”, incluido los seres humanos, no guardamos relación con las microalgas? Todos los seres vivos durante su desarrollo generan una serie de desechos: orines, heces, vómitos, hojas ramas, piel, caparazones, pelos, etc., y por otro lado, como no pueden ser eternos, se mueren y también se constituyen en desechos, pero los mares, los bosques, los ríos, los lagos, los charcos, las praderas, etc., nunca alteraron su equilibrio por estas causas. Son las bacterias y los hongos los especialistas en transformar todos estos desechos en diversas formas de nutrientes, para fertilizar las plantas para que estas puedan seguir produciendo. Por ello son fundamentales la muerte y las bacterias. Las bacterias son el puente entre la muerte y la vida. Cuando los desechos son producidos más allá de la capacidad que tienen las bacterias para transformarlos, los carroñeros son los que tienen la tarea de transformarlos en sus propios cuerpos. Por eso son importantes los “carreteros” en el mar, los “gallinazos”, las ratas, las cucarachas, las hormigas, muchas aves, ya que no permiten que las condiciones medioambientales se alteren, retirando todo tipo de “basura natural”. Sin las bacterias y los carroñeros, no fuera posible apreciar tanta limpieza y belleza en la naturaleza. Se constituye en una ley natural que ninguna especie puede tener proporcionalmente mayor numero que las demás, y cuando ello ocurre, inmediatamente se activan en esa misma dimensión, el trabajo de los predadores y los parásitos. Pero los depredadores y los parásitos, no solo cumplen esta función, sino que además se encargan de “desaparecer” a los enfermos, los mal heridos, los inválidos y a los viejos. En la naturaleza solo deben sobrevivir los más aptos, los más competentes, para cumplir a cabalidad su función. Tenemos que entender entonces que cuando un “otorongo” devora a un tierno pero desnutrido venado, no es un acto cruel, es simplemente la función que le compete cumplir, necesaria, para mantener la vida sobre el planeta. 

 
Al aparecer el hombre sobre la faz de la Tierra, probablemente la última especie en hacerlo, lo hizo verdaderamente en un paraíso, que la biblia denomina El Edén. Sin embargo, pronto se dio cuenta que utilizando la inteligencia que le permitía su masa cerebral, podía mejorar su calidad de vida, y construyo sus viviendas, invento la pesca, la agricultura, la rueda y la escritura. El hombre era feliz, vivía en paz, y reconocía que era el ser vivo más privilegiado de la naturaleza y en respuesta a ello mostraba su agradecimiento a ella: los Incas por ejemplo instituyeron como parte de su cosmovisión, la adoración a la Pacha Mama, la Madre Tierra, que alimenta a sus hijos. Por eso, concebían que hubiera que cuidarla, pedir permiso para sembrar y no maltratarla. Consideraban a la tierra como la matriz de vida, lugar del encuentro con Dios, que lo sostiene todo: al hombre, los animales, las plantas, las piedras, los ríos, los cerros y todo lo demás. La humanidad reconocía la importancia de conservar la naturaleza para el bienestar humano y garantizar la paz.
Luego el hombre invento la escritura y con ello invento e hizo prospera a la ciencia, mejorando aún más su calidad de vida. A fines de los 1700s, inventó el motor a vapor, dando inicio a la primera revolución industrial. Hubo electricidad para los pueblos, se mejoraron los servicios de salud y transporte y las comunicaciones, ya que se inventó el tren y el barco a vapor. La mayoría de las actividades artesanales se convirtieron en industrias. Lamentablemente la primera revolución industrial significo para la humanidad varias aspectos negativos:
a) inicio del desequilibrio atmosférico que hoy se traduce en el cambio del clima global, por la quema de volúmenes muy grandes de material vegetal para el funcionamiento de los motores, y con ello se liberó ingentes cantidades de CO2 a la atmósfera,
b) cambios dramáticos en la biodiversidad, concomitantes con la enorme deforestación de los bosques para abastecer de leña a la industria y ampliación de la frontera agrícola. Cuando el hombre corta un árbol, desaparece la casa de las aves, insectos, bacterias, gusanos. Disminuyen o desaparecen los especialistas para el trabajo articulado, mancomunado, para sostener el equilibrio de la vida sobre el bosque y la Tierra. Cuando se corta un árbol, la lluvia que cae se pone en contra de los suelos fértiles y los destruye, y la tierra deja de ser fértil.
c) Se inició la contaminación masiva de los ríos, lagunas, lagos, mares por enormes descargas de material residual de la industria principalmente minera y metal mecánica. d) Como la población humana creció exorbitantemente, se presionó los recursos naturales al extremo de la sobre explotación.
Menos de 100 años de inventado el motor a vapor, se inventó el motor a combustión, dando inicio a la segunda revolución industrial. Con ello se inventaron los automóviles, los transatlánticos, los aviones, los cohetes interespaciales. Las industrias se multiplicaron y diversificaron. Se desarrolló exponencialmente la ciencia y la tecnología, y a fines de los años 1960s, el hombre ya visitaba la Luna. La población mundial se incrementó exponencialmente originando sobre-presión sobre los recursos naturales. Esta etapa de la vida sobre la Tierra ha significado consolidar y en la mayoría de los casos exacerbar los impactos negativos sobre ella:
a) desaparición masiva de especies producto de la sobre explotación y alteración de sus hábitat,
b) cambios dramáticos en la composición de los gases atmosféricos por liberación de CO2 de las industrias y gases sintéticos, que han acelerado la expresión del cambio climático y con ello el derretimiento de los casquetes de hielo perpetuos. También son los responsables de la lluvia acida, que aniquila la vida en los bosques, lagos, lagunas, charcos, y hace menos productivos los suelos agrícolas. Algunos gases sintéticos, como los clorofluorocarbonados son los responsables de la destrucción de la capa de ozono, permitiendo mayor cantidad de radiación ultravioleta sobre la superficie de la Tierra, responsable de mutaciones genéticas, envejecimiento acelerado de la piel y una serie de tipos de cáncer.
c) Producto del uso y abuso de agroquímicos empleados en la agricultura, casi todos los alimentos a la vez que nos nutren son los causantes de una serie de enfermedades y muerte, que azotan al mundo.
d) Los desechos tóxicos liberados en la naturaleza procedentes de las grandes industrias, refinerías de petróleo, fabricación de productos químicos y plaguicidas, minas, centrales nucleares, etc., entorpecen el equilibrio natural de los ecosistemas y un gran número de casos, las bahías, ensenadas, ríos, lagos, lagunas, bosques, praderas, etc., se han convertido en perfectos botaderos de desechos.
e) Las campañas publicitarias se orientas a ensalzar nuestro honor y orgullo, induciéndonos a pensar que somos exitosos mientras acumulemos más bienes, y nos han convertido en una sociedad compulsiva y psiquiátricamente consumista, forma infalible de acelerar el final de la biosfera por la falta de previsión.
En estos últimos años, el hombre ya juega a ser Dios. Ha modificado los genes, produce y comercializa seres vivos a la carta: los transgénicos. Hace poco ha diseñado y creado bacterias, primer paso en su afán de crear sus propias criaturas. A qué distancia nos encontramos de la fabricación de las bombas biológicas?, y cuál será el destino de la vida sobre el planeta?, de continuar esto, habrá opción de futuro digno para nuestros hijos y los hijos de ellos por siempre? El Homo sapiens sapiens está siendo superado por las estupideces de su contrario, el Homo sapiens demens, que se apodera gravemente de las decisiones sobre nuestro futuro, alimentado por el “combustible” de la avaricia y la corrupción política, que promueven y protegen el individualismo y la acumulación codiciosa de riqueza de multinacionales, bancos y pequeños grupos económicos. En este insensato modelo de sistema económico, la riqueza es la que se expropia y concentra en los grupos de poder y es la pobreza lo que se distribuye entre millones de desposeídos.
Se trata de un sistema que altera la paz mundial, entendida esta no como la ausencia de violencia o guerra, sino más bien como el estado de ausencia de sensaciones deletéreas y sentimientos negativos, basados en el establecimiento de buenas relaciones entre grupos humanos o distintos estratos de la sociedad y el respeto irrestricto al medio ambiente como mecanismos de garantía. La paz entendida como aquello que no es algo que se tiene sino que se siente, es decir que la llevamos dentro de nosotros o no la llevamos, por tanto podríamos decir que estamos en paz social o no lo estamos.
Pues cómo los seres humanos podríamos estar en paz, si sabemos que al consumir el agua y los alimentos, estos están contaminados y por ello nuestros hijos y nosotros nos estamos enfermando. Que el aire está contaminado pero que no tenemos otra opción para respirar. Que no podemos exponernos al sol, ya que la radiación ultravioleta nos envejece la piel y nos genera mutaciones, cáncer, cataratas. Que cada vez existen menos opciones para disfrutar de un día de campo, ya que estos están gravemente contaminados o han desaparecido. Que producto de la manifestación del cambio climático global, habrá escasez de agua, y que su aprovisionamiento originara guerras intestinas entre los mismos seres humanos, pero además, que al subir el nivel medio del mar, muchas ciudades, simple y sencillamente quedaran bajo el agua del mar: donde nos refugiaremos los cientos y miles de familias?, con qué medios? Como nos protegeremos de las fuertes lluvias, inundaciones, ventiscas y huracanes muy propias del nuevo escenario mundial?
Como podríamos estar en paz o sentir paz, cuando nos informamos o vemos que ha ocurrido un derrame de petróleo o hay contaminación radiactiva y que ya no podremos capturar más organismos para alimentar a nuestros niños? Como podríamos ser insensibles sabiendo que en el mundo existen poblaciones humanas sumidas en la extrema pobreza, y que muchos niños mueren sencillamente porque no tienen que comer?
Entonces, a todos nos asaltan las interrogantes naturales: cuál es el modelo de sociedad en el que deseamos vivir?, que sociedad aspiramos para nuestros hijos?, pero sobre todo, a que estamos dispuestos para legarles un ambiente sano y una vida digna? El papa Francisco acaba de decir: “queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por divisiones y conflictos, estalle la paz”.
En otras palabras, aspiramos una sociedad en la que prime la verdad, la justicia, el amor y la libertad, en donde no haya temor, pero si más amistad, más armonía, más igualdad, iguales oportunidades.
Podremos alcanzar este prototipo de sociedad? Obviamente que sí. Si hemos sido capaces de haber inventado los cohetes interespaciales, con los que visitamos la Luna, Marte, Júpiter, y recientemente logrado que estas naves se encuentren hurgando fuera del sistema planetario solar, porque no? La mente humana tiene un potencial inimaginable, podemos lograr todo, solo nos hace falta plantearnos los desafíos. Uno de los mayores desafíos es obviamente el relacionado a replantear una nueva óptica en las relaciones hombre-naturaleza. Redefinir el sistema económico basado en la máxima producción, el consumismo, la explotación ilimitada de recursos y el beneficio como único criterio de la buena marcha económica. Pensar que la Tierra no puede suministrar indefinidamente los recursos que esta explotación exige. Requerimos desterrar el criterio que el éxito de la humanidad se basa en el control y el dominio de la naturaleza. Necesitamos imponer un desarrollo real, sincero, que permita la mejora de las condiciones de vida, pero con una explotación racional del planeta, que cuide el ambiente. Necesitamos un sistema orientado al disfrute de una vida decente, producto del acceso a los recursos y al conocimiento. Necesitamos un sistema que elimine las desigualdades en el reparto de los recursos, que la riqueza no se concentre en un pequeño grupo de poder, sino que se distribuya equitativamente: que destierre la pobreza. Un sistema en el que la educación formal y en el seno familiar se oriente a formar personas que sepan vivir, pero fundamentalmente que sepan convivir, que piensen que los humanos estamos en la Tierra para ser felices. Necesitamos un nuevo escenario mundial, basado en el principio del desarrollo sustentable.
Guarda pan para mayo y leña para todo el año, es la fiel expresión folklórica del principio de desarrollo sustentable: refiere que la actual generación debemos administrar con eficiencia y racionalidad la biodiversidad y los servicios ambientales, haciendo posible el bienestar actual, pero evitando comprometer la satisfacción de las necesidades básicas y la calidad de vida de nuestros hijos y la de ellos por siempre.
Resulta claro que para alcanzar la sustentabilidad ambiental y garantizar con ello la paz, el tema debe incluirse como principio rector y eje transversal de las políticas públicas. Reconocer que el desarrollo sustentable no es un acto o que se impone y logra con una ley. Es un proceso largo y sumamente complejo, que guarda relación directa con la educación, en todos sus niveles: escolar, técnico, universitario y en la sociedad.
Tenemos que reconocer que es un tema tan importante como el que los humanos sepamos leer, escribir y sumar. Pero además es un tema fuertemente afectivo, ligado a los sentimientos de amor y respeto por la naturaleza y nuestro prójimo. Se trata de buscar un mundo nuevo.
Necesitamos con urgencia hacer esta utopía una realidad.

Extraido de: Ecoportal.net

miércoles, 4 de junio de 2014

Día Mundial del Ambiente



El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, en su Resolución (XXVII) del 15 de diciembre de 1972 con la que se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo, Suecia, cuyo tema central fue el Ambiente. Se celebra el 5 de junio de cada año desde 1973.
La Asamblea General de la ONU también aprobó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).




Celebración

El día Mundial del Medio Ambiente es un vínculo por medio del cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) sensibiliza a la población mundial en relación a temas ambientales, intensificando la atención y la acción política. Los objetivos principales son brindar un contexto humano, motivar a las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación para que el medio ambiente sea sostenible, pues ésta garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.
El Día Mundial del Medio Ambiente es un evento en el que se realizan múltiples actividades: concentraciones en calles, conciertos ecológicos, ensayos y competencias de afiches en escuelas y colegios, plantaciones de árboles, campañas de reciclaje y de limpieza, entre otras. Es además, un suceso multimedial que lleva a periodistas a escribir y hacer reportajes críticos acerca del ambiente. Documentales televisivos, exhibiciones fotográficas, eventos intelectuales como seminarios, mesas redondas, conferencias, sólo por nombrar algunos.
En muchos países esta celebración es una oportunidad de firmar o ratificar convenios internacionales y, algunas veces, establece estructuras gubernamentales permanentes relacionadas con el manejo ambiental y la planificación económica.